- Por décadas, la izquierda mexicana no fue correspondida por la Revolución cubana, que cortejaba al PRI y a sus dictadores constitucionales. Ahora ya nada perturba ese amor, y el régimen de la autoproclamada 4T tendrá que dar cuentas de esa complicidad obscena y ostentosa, pero muy sincera.
En 2018, el PRI abrió el camino al poder a Morena, su alter ego. Hoy le debe a la ciudadanía democrática, entre muchas otras cosas, una autocrítica pública por lo que hizo en las elecciones de aquel año.Con la organización del Segundo Informe, las escenografías históricas del PRI están instaladas de vuelta. Lo curioso es la manera tan natural en la que se ha desarrollado la restauración visual del poder del presidente.Con Colosio murió también el dedazo. La muerte del dedazo implicó la irrupción de la ciudadanía en la elección presidencial.Toda línea que pretenda separar el legado “genuino” de la Revolución de sus “desviaciones” y “traiciones” es arbitraria.El nacionalismo revolucionario se enquistó firmemente en la izquierda desde finales de los años 80. Desde entonces no se ha ido.Estados Unidos vio con buenos ojos su retorno, ya habían dirigido años atrás los destinos de esta nación amiga. Llegaban al poder unos viejos conocidos de Washington.Iniciar Sesión
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