- A mediados de los sesenta, Dune era el producto perfecto para los tiempos que están cambiando. Es una obra maestra del marketing generacional. Ingredientes: preocupaciones ecológicas, delirios conspira-mesiánicos en algún lugar entre William Burroughs y Charlie Manson, seducción/revancha tercermundista para los hijos del insomne sueño americano.