Christopher Domínguez Michael | Letras Libres
artículo no publicado
  • Preocupa cuando desde la Secretaría de Cultura se habla de Revolución Cultural, porque esas palabras, como otras arrojadas por el cruel siglo XX hacia nosotros, nada tienen de inocentes.
  • Por décadas, la izquierda mexicana no fue correspondida por la Revolución cubana, que cortejaba al PRI y a sus dictadores constitucionales. Ahora ya nada perturba ese amor, y el régimen de la autoproclamada 4T tendrá que dar cuentas de esa complicidad obscena y ostentosa, pero muy sincera.
  • Sin presumir el europeísmo de Steiner ni la defensa militante del canon a lo Bloom, Donoghue dejó un importante legado crítico. Fallecido hace algunos meses, su obra es una apuesta –no por legible menos exigente– a favor del lector común.
  • Alamán fue la figura política e intelectual más completa de la primera mitad del siglo XIX, pero también una de las más incomprendidas. Una nueva biografía reivindica su lugar como el político conservador más progresista y, como apuntara Octavio Paz, “no menos central para México que Benito Juárez”.
  • Más allá de las consecuencias que sus ideas tuvieron en la historia del siglo XX, Karl Marx fue un erudito formidable, que por goce individualista leyó a Esquilo y a Shakespeare, a Dante y a Defoe, a Goethe y a Schiller, entre tantos otros.
  • En La máscara, la transparencia –un verdadero canon antes que Harold Bloom pusiese de moda la palabra– Guillermo Sucre lega uno de los libros críticos capitales en la historia de la lengua; un tratado que parece irrepetible.
  • Apegado a la “radical” agenda de los estudios culturales y cómodo con la terminología académica, el libro más reciente de Rafael Lemus es menos una crítica que una demonología. En su análisis del giro neoliberal llega a ser más revelador lo que el autor deja fuera.
  • En Nicaragua gobierna una pareja de tiranos quienes matan y encarcelan para solventar su poder absoluto. En estos días de urgencia, Letras Libres está junto a los demócratas nicaragüenses.
  • Desde Díaz Ordaz hasta López Obrador, todos los presidentes han debido atender las críticas, protestas puntuales, comentarios a largo plazo y propuestas prácticas de un ciudadano alérgico al poder.