- El presidente chino, Xi Jinping, hizo alusión a las guerras del opio del siglo XIX en su discurso del centenario del Partido Comunista. Fue un conflicto estúpido que solo sirvió para que China aprendiera que su independencia dependía de una fuerza militar potente.
- A los populistas de derechas en Occidente les gusta la globalización cuando proporciona bienes baratos, pero no cuando dificulta el acceso a trabajos bien remunerados.
- El economista escocés creía que los gobiernos autoritarios trataban mejor a los esclavos que las democracias.
- Branko Milanovic lee de nuevo, cuarenta años después, 'Las principales corrientes del marxismo', de Kolakowski, y la persona hacia la que muestra más desprecio es Trotski.
- Aunque sus posiciones personales e ideológicas eran totalmente opuestas, el filósofo conservador y el revolucionario compartían diagnósticos similares de la Revolución de 1848.
- Los ricos de hoy no son como los que conoció Karl Marx. En el siglo XIX, los millonarios obtenían sus ingresos solo del capital. Hoy trabajan y son productivos.
- Los partidarios del decrecimiento solo tienen dos caminos: defender las cartillas de racionamiento o promover el ascetismo. Olvidan que la mitad de la población mundial vive con menos de 7 dólares al día.
- El fútbol será, como el tenis, una liga de robots controlada por cleptócratas. Jugarán frente a públicos selectos y los jugadores solo podrán decir los tópicos más triviales.
- Durante décadas, el modelo soviético atrajo a millones de occidentales e influyó la política global. Hoy, el modelo chino tiene éxito económico pero es más difícil de replicar en otros países.